Crónica 1
La interpretación de los sueños, Punto I: La bibliografía científica sobre los problemas del sueño
Demostraré que existe una técnica psicológica que permite interpretar sueños, y que, si se aplica este
procedimiento, todo sueño aparece como un producto psíquico provisto de sentido
al que cabe asignar un puesto determinado dentro del ajetreo anímico de la
vigilia.
Intentaré, además, aclarar los procesos que dan al sueño el carácter
de algo ajeno e irreconocible, y desde ellos me remontaré a la naturaleza de
las fuerzas psíquicas de cuya acción conjugada o contraria nace el sueño.
A pesar de un esfuerzo más que milenario, la comprensión científica del sueño ha avanzado muy poco. Esta opinión es tan
general entre los autores que parece superfluo avalarla con citas aisladas. En
las obras que incluyo como bibliografía al final de este trabajo se encontrarán
muchas observaciones sugerentes y un rico e interesante material sobre nuestro
tema, pero poco o nada que acierte con la naturaleza del sueño o resuelva
definitivamente sus enigmas.
¿Qué concepción se tuvo del sueño en las épocas iníciales de la humanidad, entre los pueblos
primitivos, y qué influencia pudo ejercer el sueño sobre sus intuiciones acerca
del mundo y del alma? No podremos apreciar el alcance de estos problemas y
especulaciones sino después que hayamos resuelto la tarea que tenemos por
delante, la «interpretación de los sueños».
En las ideas que los pueblos de la Antigüedad clásica tenían sobre el
sueño resuena un eco de la concepción primitiva. Suponían que los sueños
estaban en relación con el mundo de seres sobrehumanos en que ellos creían, y
que traían revelaciones de dioses y demonios. Además, estaban convencidos de
que contenían un mensaje importante para quien los soñaba: por regla general le
anunciaban el porvenir.
La extraordinaria diversidad del contenido de los sueños y de la
impresión que dejaban volvió muy difícil, formarse una concepción unitaria
acerca de ellos, y obligó a establecer múltiples distingos y a crear grupos de
sueños de acuerdo con su valor y su confiabilidad. El juicio que cada uno de
los filósofos de la Antigüedad se formó acerca del sueño no fue independiente de la posición que estaba dispuesto a conceder
a la mántica (Conjunto de prácticas mediante las cuales se trataba de adivinar
el porvenir.) en general.
En dos escritos de Aristóteles se trata del sueño, este ya se ha
convertido en objeto de la psicología. Se nos dice que no es envío de los
dioses, no es de índole divina, sino demoníaca; en efecto, la naturaleza misma es demoníaca
y no divina, vale decir: el sueño no surge de una revelación sobrenatural, sino
que obedece a las leyes del espíritu humano (emparentado con la divinidad). El
sueño es definido como la actividad anímica del durmiente en cuanto duerme.
Aristóteles conoce algunos de los caracteres de la vida onírica. Que
el sueño amplifica pequeños estímulos que sobrevienen durante el dormir («se
cree estar atravesando un fuego y abrasarse en él, cuando en verdad sólo ocurre
un calentamiento insignificante de este o de aquel miembro»). De esta conducta
extrae conclusión los sueños pueden revelar primeros indicios, todavía
imperceptibles durante el día, de una alteración corporal incipiente.
Antes de Aristóteles los antiguos no tenían al sueño por un producto
del alma soñante, sino por una inspiración de los dioses. Desde la Antigüedad,
se impusieron dos corrientes opuestas de apreciación de la vida onírica que
hemos de encontrar en todas las épocas. Se distinguía entre sueños veraces y valiosos, enviados al
durmiente para ponerlo en guardia o anunciarle el porvenir, y sueños vanos, engañosos y nimios, cuyo propósito era precipitarlo
en el error o reafirmarlo en su perdición.
La tarea de una «interpretación de los sueños» se plantea en conexión
con esta alternancia en su apreciación. Puesto que de los sueños se esperaba
obtener importantes esclarecimientos, pero no todos eran directamente
comprensibles, y no podía saberse si un sueño determinado, incomprensible, no anunciaba sin
embargo algo importante, tenía que nacer el empeño por remplazar el contenido
incomprensible del sueño por otro trasparente y, por tanto, pleno de
significado. En la Antigüedad tardía se consideró como la máxima autoridad en
interpretación de sueños a Artemidoro Daldiano, cuya minuciosa obra
(Oneirocritical) ha de resarcirnos de los escritos del mismo tenor que por
desgracia se han perdido.
Concepción precientífica de los antiguos sobre el sueño armonizaba con
su cosmovisión general, que solía proyectar al mundo exterior como realidad
aquello que sólo la tenía dentro de la vida anímica. El modo en que muchas
escuelas filosóficas, como la de Schelling, aprecian la vida onírica es una
clara supervivencia del carácter divino del sueño, indiscutido en la Antigüedad. Tampoco ha
terminado la controversia sobre la virtud adivinatoria del sueño en cuanto
anunciador del porvenir: los intentos de explicación psicológica no bastan para dominar el material reunido,
no importa cuán definidamente las simpatías de quienes han abrazado el
pensamiento científico se inclinen por rechazar semejante tesis.
Muy difícil es escribir una historia de nuestro conocimiento
científico sobre los problemas oníricos. La razón es que, en él no se observa
progreso alguno siguiendo líneas determinadas. No se ha llegado a la formación
de una infraestructura de resultados seguros, sobre la cual pudiera seguir
construyendo un investigador que viniese después, sino que cada autor acomete
los mismos problemas por así decir desde el principio. Por eso he preferido
exponer los temas en lugar de seguir a los autores, y con relación a cada uno
de los problemas oníricos mencionaré el material que para su solución contenga
la bibliografía.
Hasta hace muy poco, la mayoría de los autores se veían movidos a
tratar juntos el dormir y el soñar, añadiendo por regla general la
consideración de estados análogos que abundan en la psicopatología, así como
procesos semejantes al sueño (v. gr., las alucinaciones, visiones, etc.): en
los trabajos más recientes se advierte el esfuerzo por restringir el tema y
tomar como objeto, por ejemplo, un problema particular del ámbito de la vida
onírica. Quiero ver en este cambio una expresión del convencimiento de que en
asuntos tan oscuros no es lícito buscar ilustración y acuerdo sino mediante una
serie de investigaciones de detalle. No otra cosa que una de estas, y por
cierto de naturaleza psicológica especializada, es lo que puedo ofrecer aquí. Poca ocasión he tenido de ocuparme del problema del dormir,
pues es esencialmente fisiológico, aunque en las características del estado del
dormir tiene que estar contenida la alteración de las condiciones de
funcionamiento del aparato psíquico. Por eso hemos omitido también la
bibliografía sobre el dormir.
El interés científico por los fenómenos oníricos lleva a plantearse
los problemas que a continuación trataremos, y que en parte se superponen.
Punto C, Apartado 3: Estímulo corporal interno (orgánico)
Freud en referencia a Aristóteles, señala que el mismo declaró muy posible que en los sueños se reparase en estados patológicos incipientes, no advertidos todavía en la vigilia, y autores médicos que lejos de creer en un don profético de los sueños han admitido ese significado del sueño al menos en cuanto al anuncio de enfermedades.
Crónica 2
Punto A: Relación del sueño con la vida de vigilia
En este apartado Freud se propone dilucidar el tipo de
relación existente
entre el sueño y la vigilia. Para ello recopila y cita distintos autores que le
permiten aproximar una primera hipótesis.
Según él existirían 2 relaciones posibles entre ambos estados. Por un
lado, gran parte de los autores se inclinan a pensar al sueño como un corte con
la vigilia. Por el otro, otros tantos conciben al sueño como una continuación
de la vigilia. A continuación desarrollaré ambas conceptualizaciones:
a) El sueño permite un corte con la realidad, estricto retraimiento o
aislamiento de la vida de vigilia. "... nunca se retoma la vida diurna
con sus esfuerzos y goces, sus alegrías y dolores; más bien el sueño se propone
liberarnos de ella" [1]
b) El sueño es una continuación
de la vida de vigilia, existe un perpetuo entrelazamiento entre ambos. "Una
observación precisa hallará casi siempre el hilo por el cual el sueño se anuda
con las vivencias del día anterior"[2] "(...) con la mayor frecuencia soñamos con
las cosas a que están dirigidas nuestras pasiones más ardientes"[3] Además, Freud toma una cita en la que se menciona
que durante el sueño se filtran "apetitos y repugnancias" que durante la vigilia se mantienen dormidos. Lo
señalo como posible antecedente de conceptualizaciones que desarrollara más adelante. Para ejemplificar este tipo de relación también tomó un pasaje del
poema “De rerum natura” (al final del texto se encuentra citado, junto con el link para hallar
el poema completo)
Freud finaliza el apartado planteando que parecería que el
acuerdo entre estas dos posturas es insoluble.
-Freud separa el dormir del sueño, se interesa por el estudio de este
último
Cita ampliada Freud punto A (http://www.cervantesvirtual.com/obra/de-la-naturaleza-de-las-cosas-poema-en-seis-cantos--0/)
Después de la comida viene el sueño,
Porque el efecto que produce el aire,
Ese mismo produce el alimento
Cuando se va escondiendo por las venas;
Y aquel sopor es mucho más profundo
Que se sigue a la hartura, o la fatiga,
Pues trastorna ésta más los elementos,
Deja el alma encerrada por adentro
Y la echa más copiosa y dividida,
Y la desune más entre sí misma.
Y aquello en que más uno se ha ocupado,
Y en las cosas que más se ha detenido
Y en que más atención hubiese puesto,
Eso mismo en el sueño nos parece
Hacer por lo común; los abogados
Defienden causas, e interpretan leyes;
Combates dan y asaltos los caudillos;
Con los vientos se baten los pilotos;
Yo mismo no interrumpo mi trabajo,
Y siempre busco la naturaleza,
Y encontrada, a mi patria la declaro.
De este modo las otras facultades
Y los estudios de ordinario ocupan
En sueños a los hombres con engaños.
Crónica 3
Punto B: El material del sueño. La memoria en el sueño
El material
del sueño proviene de lo vivenciado en la vigilia y por lo tanto es
reproducido, recordado en el sueño.
El nexo
entre el contenido del sueño y la vigilia, implica una labor, no es de fácil
acceso a la conciencia. No basta una comparación del sueño
con la vida de vigilia para evidenciar la relación entre ambos.
La falta de
traducción proviene de tres peculiaridades.
1-Lo que
surge en los sueños se siente ajeno. En el contenido del sueño aparece un
material que no se reconoce como perteneciente a nuestra experiencia.
Freud toma
relatos de sueños, uno de ellos, el de Delboeuf (sueño de las lagartijas).
Pensamos a partir del mismo en la atemporalidad del inconsciente, y el tiempo
cronológico, en relación a que estuvo dieciséis años para tener un efecto de
resignificación. Un significante que tarda dieciséis años en llegar, y pensamos
que nuestro acto como analistas es llamar a ese significante para que advenga.
Luego se
comenta el sueño de Maury, con la palabra Mussidan.
En los
sueños hay material que el paciente no sabe que tiene. El sueño testimonia
poseer conocimientos y recuerdos de los que el sujeto no tiene la menor
sospecha en su vida despierta.
Comentamos
brevemente el sueño del aguardiente polaco que Freud toma de un paciente.
Luego Freud
relata un sueño propio. A la izquierda
veía un espacio oscuro con esculturas grotescas, tal espacio era el acceso a
una cervecería. Recuerda un viaje a Padua, en donde se dirigía a una Iglesia de
la Madonna de la dell´Arena con objeto
de admirar los frescos de Giotto. (Se buscó la referencia en Internet de esa
Iglesia y del lado izquierdo los frescos representan los vicios)
2- la
relación del sueño con la vida infantil.
Una de las
fuentes de las que el sueño extrae el material que reproduce, y en parte aquel
que en la actividad despierta no es recordado ni utilizado, es la vida
infantil.
El dominio
del sueño sobre el material infantil da ocasión al nacimiento de sueños
hipermnésicos.
Comentamos
el sueño de Maury del puente.
Situamos en
este punto un antecedente de la condensación.
3- en el
sueño se recuerda, no, lo más importante, sino lo más indiferente y nimio.
Lo insignificante, significa.
Freud se
dirige al sujeto, “usted sabe”, en tanto ese es un saber a producirse, efecto
de la operatoria freudiana, en lo que el paciente no sabe que sabe, estatuto
del saber inconsciente.
Debatimos en el equipo
acerca del sueño de la joven homosexual, sueño en el que ella
está casada, y se lo cuenta a Freud, siendo el casamiento aquello a lo que
apuntaban Freud y su padre. Freud, de este modo, queda engañado.
Se señala
que Lacan lo toma, y dice que la engañada había sido ella, quien actúa el
engaño, engañando a Freud en la transferencia.
Pensamos los
actos del analista como catalizador para que algo surja. El analizante se sirve
del deseo del analista.
Cada quien
ubica su propio deseo de analista según su trama edípica.
En el equipo
dialogamos acerca de qué les sucede a los analistas con la interpretación de
los sueños en la conducción de una cura. También surge la pregunta sobre ¿cómo
hacer aparecer la otra escena? en tanto el sueño como encubridor.
Crónica 4
Punto C: Estímulos y fuentes del sueño
Lo que ha de entenderse por estímulos y fuentes del sueño, tras la fachada de estos conceptos se oculta una teoría que aprehende los sueños como consecuencia de una perturbación en el dormir. No se habría soñado si algo perturbante no hubiera surgido en el dormir, y el sueño es la reacción frente a esa perturbación.
Punto C: Estímulos y fuentes del sueño
Lo que ha de entenderse por estímulos y fuentes del sueño, tras la fachada de estos conceptos se oculta una teoría que aprehende los sueños como consecuencia de una perturbación en el dormir. No se habría soñado si algo perturbante no hubiera surgido en el dormir, y el sueño es la reacción frente a esa perturbación.
Para la ciencia se plantea la cuestión ¿El estímulo de los sueños es
siempre el mismo o puede ser múltiple?
La mayoría de los autores parecen suponer que las causas de la
perturbación en el dormir, pueden ser de diverso tipo, que tanto estímulos
corporales como excitaciones anímicas pueden desempeñar un papel en la
excitación de los sueños.
Clases de fuentes del sueño.
1) Excitación sensorial exterior (objetiva)
2) Excitación sensorial interior(subjetiva)
3) Estímulo corporal interno (orgánico)
4) Fuente de
estímulo puramente psíquicas
No podemos mantener completamente alejados los estímulos de nuestros
órganos sensoriales, ni suprimir por
completo la excitabilidad de estos.
Los estímulos sensoriales que nos llegan durante el dormir muy bien
pueden convertirse en fuentes de sueños. Se comprobó al despertar y un tramo
del contenido del sueño concuerdan tan
bien que puede reconocerse en el estímulo la fuente del sueño.
Muchos autores han observado como el sueño entreteje en sus
producciones un impresión repentina proveniente del mundo sensorial,
convirtiéndola en una catástrofe que se ha ido preparando poco a poco.
El estímulo que impresiona los sentidos durante el dormir no emerge en
el sueño en su figura real, sino que es remplazado por alguna otra
representación que mantiene con él una relación cualquiera.
Podemos conjeturar que la estimulación sensorial objetiva que
sobreviene durante el dormir desempeña solo un modesto papel en cuanto fuente
de los sueños, y que son otros los factores que determinan la elección de las
imágenes mnémicas evocada.
Crónica 5
Punto C, apartado 2: Excitación sensorial
interior (subjetiva)
Freud afirma que es preciso aceptar que el papel durante las
excitaciones sensoriales objetivas sobrevenidas durante el dormir ha quedado
establecido de manera indiscutible en cuanto fuente del sueño, y si estos
estímulos, por su naturaleza y su frecuencia, parecen quizá insuficientes para
explicar todas las imágenes oníricas, lo indicado será buscar otras fuentes del sueño pero que
operen como de manera análoga.
Afirma ignorar donde nació por primera vez la idea de considerar,
junto a los estímulos sensoriales exteriores, las excitaciones interiores
(subjetivas) de los órganos de los sentidos (…) en todas las exposiciones más
recientes de la etiología del sueño ella aparece más o menos destacada.
Cita a Wundt: (1874)”En las ilusiones oníricas desempeñan un papel esencial, según creo aquellas
sensaciones subjetivas de la vista y del oído que nos son familiares en estado
de vigilia, como el caos lumínico del campo visual oscuro, el zumbido o silbido
de los oídos, etc. Y entre ellas en particular las excitaciones subjetivas de
la retina”.
Freud continúa destacando que en cuanto fuentes de las imágenes oníricas, las excitaciones sensoriales subjetivas,
tienen manifiestamente la ventaja de no depender de la contingencia exterior.
La principal prueba de poder de las excitaciones sensoriales subjetivas para
excitar sueños la proporcionan las ilusiones llamadas “hipnagónicas”, que Johannes Müller (1826) ha descrito como “fenómenos visuales fantásticos”. Son imágenes muy vívidas y cambiantes que en el período de adormecimiento
suelen aparecérseles a ciertas personas de manera enteramente regular, y pueden
perdurar unos momentos aún después de abiertos los ojos.
Al respecto Maury (1878) afirma que si se tiene la disposición basta
caer por un segundo en ese letargo para ver una alucinación hipnagógica,
después de la cual el sujeto se despabilará; y este juego puede repetirse
muchas veces, hasta que el dormir le pone término. Y si el despertar no
sobreviene mucho tiempo después es frecuente según Maury que puedan
identificarse en el sueño las mismas imágenes que antes de dormirse habían
aparecido como alucinaciones hipnagógicas. Continúa citando a Maury y refiere que el mismo señaló que otra vez, en que
sentía hambre porque se había sometido a una dieta estricta, vio
hipnagógicamente una fuente y una mano armada con tenedor que tomaba alimentos
de ella. En sueños vio ante una mesa ricamente puesta y oyó el ruido que
hacían los comensales con sus tenedores. A semejanza de estas imágenes también
alucinaciones auditivas de palabras, nombres, etc., pueden emerger
hipnagógicamente y después repetirse en el sueño como una obertura –que anuncia
los leit-motiv de la ópera de la cual es el comienzo-.
Freud refiere que Lad opina, que difícilmente sobrevenga un sueño
visual que no se apoye en material
provisto por los estados interiores de excitación de la retina. Si damos
crédito a las observaciones de Ladd, no se podrá tener en poco la fecundidad de
esta fuente subjetiva de estímulos para el sueño, pues las imágenes visuales
constituyen, como es sabido el ingrediente principal de nuestros sueños.
Punto C, Apartado 3: Estímulo corporal interno (orgánico)
Freud en referencia a Aristóteles, señala que el mismo declaró muy posible que en los sueños se reparase en estados patológicos incipientes, no advertidos todavía en la vigilia, y autores médicos que lejos de creer en un don profético de los sueños han admitido ese significado del sueño al menos en cuanto al anuncio de enfermedades.
Freud señala que es manifiesto que, en toda una serie de personas,
perturbaciones bien precisas de los órganos internos operan como excitadores de
sueños. Si se estudia la bibliografía
sobre el sueño, tampoco puede ignorarse que algunos de los autores (Maury-1878)
se vieron movidos a ocuparse de los
problemas oníricos por la influencia que
sus propios estados patológicos ejercían sobre el contenido de sus sueños.
Ahora bien, reflexiona Freud, nosotros no queremos saber a qué se deben ciertos sueños particulares,
sino cuáles pueden ser las fuentes de estímulo para los sueños habituales de
personas normales. Añade que lo que en la vigilia percibimos oscuramente, y
solo en su cualidad, como cenestesia, a la cual, en opinión
de los médicos, todos los
sistemas de órganos prestan su concurso, constituiría por la noche, cuando su influencia
es más intensa y sus diversos componentes aislados están activos, la fuente más
poderosa y al mismo tiempo la más habitual para la suscitación de
representaciones oníricas. No resultaría entonces sino investigar las reglas que siguen
los estímulos de órgano al trasponerse en representaciones oníricas.
En este punto citará a Krauss (1859) haciendo referencia a que le mismo señala que las sensaciones
orgánicamente condicionadas pueden empero dividirse en dos series: 1) las que
constituyen el talante global (cenestesia), 2) las sensaciones específicas,
inmanentes a los sistemas principales del organismo vegetativo, entre las que
hemos distinguido cinco grupos: a) las sensaciones musculares; b)las
neumáticas; c) las gástricas; d)las sexuales, y e)las periféricas.
Freud señala que la influencia de los estímulos corporales orgánicos
sobre la formación de los sueños es reconocida hoy por casi todos los autores,
pero la pregunta por la ley de la relación entre ambos recibe respuestas
muy diversas y casi siempre oscuras
indicaciones.
Afirma que se ha plasmado de manera bastante coincidente la
interpretación de diversas formas de sueño llamadas “típicas” porque reaparecen en muchísimas personas con un
contenido del todo similar. Son los conocidos sueños de despeñarse desde lo
alto, de perdida de los dientes, de vuelo y de vergüenza por andar desnudo o mal vestido. Estos últimos
sueños estarían provocados simplemente por la percepción de que se han arrojado
las cobijas y se yace descubierto.
Freud cuestiona estos plausibles intentos de explicación tienen una falla manifiesta: sin mayor
asidero hacen penetrar en la percepción anímica o desaparecer de ella este o aquél grupo de sensaciones de órgano,
y ello hasta lograr la constelación que sea favorable para la explicación
buscada.
Crónica 6
Crónica 6
Punto C, Apartado 4: Fuentes psíquicas del estímulo
Freud considera que tanto los intereses de la vigilia como los
estímulos (interiores como exteriores), sobrevenidos en el dormir no son
suficientes para explicar la etiología de los sueños. Ya que si esto fuera así
se podría dar cuenta “del origen de todos los elementos de un sueño”, pero esto
no se ha logrado. Además pone en duda los alcances de los intereses diurnos
como fuentes psíquicas del sueño. Por lo tanto el enigma de la fuente del sueño
sigue vigente.
Freud no encuentra en la bibliografía sobre el sueño explicaciones que
den cuenta de la derivación del material en imágenes-representaciones tan
particular en los sueños. Ante esto, refiere que la mayoría de los autores han
reducido la influencia de lo psíquico en la excitación de los sueños. En este
intento de desentrañar las fuentes del sueño surgen clasificaciones tales como
los sueños por estímulo nervioso como los sueños por asociación. En este
debate sobre las fuentes del sueño encontramos posturas intermedias como las de
Wundt, quien considera que tanto estímulos psíquicos desconocidos como conocidos
(intereses diurnos) como estímulos somáticos intervienen en la formación de los
sueños. Por otra parte y en otra
posición Tissié rechaza toda fuente
psíquica de estímulo y señala que “los
sueños de origen absolutamente psíquico no existen”. Concluyendo en este punto, Freud anticipará
que “el enigma de la formación de los sueños puede resolverse mediante el
descubrimiento de una inopinada fuente psíquica de estímulos”.
En tanto, dirá que fiel al pensamiento que rige a los psiquiatras de
su época, quienes se asustan ante las manifestaciones de la psique y de su
propio poder, surge la concepción somática del origen de los sueños.
Pero, Freud agregará que de lo que se trata es de pensar en una
causalidad que “se extiende desde lo
corporal hasta lo anímico” y, por lo
tanto, ante un fenómeno de carácter psíquico, encontraremos, una fundamentación
orgánica.
En el equipo se concluye que en ese momento Freud, entonces, no
desecha las nociones biologisistas, estando en la misma vía que al sostener la
noción de pulsión como un concepto límite entre lo psíquico y lo somático.
Crónica 7
Punto D: ¿Por qué olvidamos el sueño una vez despiertos?
Punto D: ¿Por qué olvidamos el sueño una vez despiertos?
Tal como indica
el título del punto D, Freud se pregunta por qué los sueños “se disipan” por la
mañana. Para esbozar una posible respuesta recurre a varios autores. Los
aportes de Strumpell indican que el motivo no se encuentra en una sola razón.
Por una parte señala la debilidad o intencidad de la exitación psiquica que se
asocian a algunas percepciones y sensaciones, aunque cabe destacar que es muy
frecuente recordar lo más nimio e indiferente y olvidar las que fueron muy
vívidas. Por otra parte para que se alcance una cierta magnitud mnémica, es
necesario que dichas sensaciones y percepciones no permanezcan aisladas, sino
que se presenten en conexiones. Dicho de otra manera, lo falto de sentido es en
general dificil y raro, como la de lo confuso y desordenado. Ahora bien, en la
mayoría de los sueños falta la comprensibilidad y el orden. Otro de los
factores más eficaces para el olvido de los sueñpos derivan del vínculo entre
sueño y vida de vigilia. Tan pronto despertamos, el mundo apremiante de los
sentidos acapara nuestra atención, y las imágenes oníricas que pueden resistir
su poder son las menos.
“Después de
todas estas razones para el olvido, y como el propio Strumpell (1877, pág.6) lo
destaca, es todavía más asombroso que retengamos en el recuerdo tanto de los
sueños. Los continuados esfuerzos de los autores por discernir reglas en el
recuerdo de los sueños entrañan una confesión: también aquí ha quedado algo
enigmático e irresuelto. Con justicia se ha insistido recientemente en algunas
particularidades del recuerdo de los sueños; por ejemplo, que un sueño que de
mañana se tenía por olvidado puede recordarse en el curso del día si su
contenido, aunque olvidado, es rozado casualmente por una percepción
(Radestock, 1879)”
No hay comentarios.:
Publicar un comentario